Por un momento vino el pensamiento de la Muerte a mi mente, y yo, con mis dedos, solo atiné a tocarme los bordes de mis labios, queriendo perderme del sueño para tocar un atisbo de la realidad que me quedaba y que la necesitaba, en ese último momento, donde justo empezaron a sonar acordes acústicos de una canción melancólica que me teletransportó al tacto de mis pies enterrados en la arena durante la hora mágica frente al océano. Y cierro los ojos... brisa fría y salada... el interior se enciende... y cada parte de mis vellos y pelos se elevaron... Vida.
No sé si seguía en el sueño o en la realidad, pero tanto el tacto como los acordes, me tocaron para no apagar mi melodía... seguirá sonando, será más fuerte y con una belleza poderosa.
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