martes, 28 de abril de 2009

Cacería de brujas

Yo de pelado hacía muchos viajes cortos, pero en algunos viajes llegaba a quedarme sin dinero y tenía que ingeniármelas para volver a casa. Mi vieja era quien me pasaba dinero para los viajes, poco dinero, pero en fin. Así que busqué independizarme económicamente de alguna forma, por lo que tenía en mente 3 formas de hacerlo: vender inciensos, jugar malabares o hacer artesanías. Opté por esta última, ya que malabares no había quién me enseñara y lo de los inciensos no me convencía. Así que lo primero que hice fue pedirle 20 dólares a mi abuelita para comprar materiales en la Bahía en Guayaquil, en la calle Ayacucho que venden de todo. Compré pulseras ya hechas -equivale que te digan "chatarrero" dentro del mundo artesanal y es despectivo- de equipos de fútbol y piedritas, maderitas, perlitas, para armar collares y eso.

Mi vieja no estuvo de acuerdo con lo que quería trabajar y empieza a sermonearme:

- ¡Pero Francisquito! ¿Porqué quieres salir a trabajar a la calle? ¡Eso que quieres hacer es de drogadictos!

- ¡Y a mí que me importaaaaa!

- Por favor pídeles trabajo a tus tíos en Guayaquil que sí te van a dar. Ten un trabajo decente ya que no quieres seguir estudiando siquiera... ¡solo córtate ese pelo por el amor de Dios!

- ¡Nooooooo!

- ¡Luego me harás quedar mal con tu padre -son separados- si se llega a enterar de lo que quieres trabajar!

- Mal me sentiré yo si no hago lo que deseo, así que acéptalo.

Se dio por vencida finalmente, pero tiempo después me iba a apoyar con lo que yo hacía.

Empecé a trabajar en el mundo informal, en Babahoyo mismo, en la calle 10 de Agosto, a una cuadra de la plaza central. Me junté tímidamente con los artesanos de la calle, eran muy buenas personas, y me hice pana de ellos. No tardó nada en que me enseñaran bastantes cosas, aprendí macramé y a trabajar con alambre de alpaca, usando la pinza sin el soporte, como se debe, algo que para los artesanos indica si eres un novato o no. En poco tiempo ya sabía todo lo básico, así que decidí volver al ruedo. Fui para las playas y a muchas ciudades de la serranía. En Salinas, Ambato y Cuenca es donde tuve un poco más de problemas para vender, ya que estaba prohibido, pero no me jodieron mucho. Sin embargo me cabreaba esa nota que a uno no le dejen trabajar en paz, de paso hay que pedir permiso para hacerlo... o sea, pedir permiso para poder comer, ¡pero váyanse a cagar!.

Tiempo después decidí irme a vender a Guayaquil durante sus fiestas de fundación. Me paré afuera del Play Land Park que estaba en ese tiempo, afuera del estadio Modelo. Encontrar un espacio fue recontradifícil, ya que habían full informales, pero me cedieron un espacio y ya pues, aproveché. El sitio estaba lleno de olor de canguil y frituras que vendían las señoras. Habían full trabajadores informales de todas las edades que ofrecían gorras, zapatillas, aguas, jugos, peluches, artesanías, etc. Me estaba yendo mas o menos, no me quejaba, de paso las chicas me compraban solo para que les haga conversa, aunque yo no les paraba bola.

Rato después alguien gritó: "ROBABURROOOS!" (1). Lo que vi a continuación era algo nuevo para mí en Guayaquil y de la que no tenía idea. Cientos de informales, presas del pánico, empezaron a coger rápidamente sus mercancías y corrieron por todos lados, era un sálvese quien pueda. Yo hice lo mismo, pero ni idea de adonde correr, así que le seguí al que estaba al lado mío, que corría con su carrito de agua. Nos metimos a un parqueadero algo escondido dentro de las rejas de la explanada del estadio.

- ¿Aquí no entran esos manes? -yo-.

- No ñaño, eso espero.

- Chuzo, mmmn, ¿y ahora que se hace?

- Esperar que se larguen nomás.

- Primera vez que veo una movida así.

- Mira ese carro grandote pintado de líneas azules con símbolos del Municipio, ten cuidado siempre que veas ese carro, que de ahí se bajan toditos esos bestias.

Efectivamente, el carro grandote paró y empezaron los robaburros a bajarse y a quitar cuanta mercancía podían, que ni siquiera se salvó el carrito de los Bon Ice. Las señoras que lloraban y pedían que les devuelvan sus cosas, diciendo que luego no tendrían para comer, les pedían a los robaburros que recapaciten. Los mas atrevidos que intentaban arranchar sus cosas de las manos de los robaburros, corrían el riesgo de ser toleteados y llevados presos. Al ver los robaburros que mucha gente les empezaron a recriminar, a tal punto que pronto les podría caer una avalancha, propia de una reacción popular, se terminaron retirando del lugar con lo que pudieron coger. Desde ese entonces que esas escenas serían algo que vería muchas veces en Guayaquil, especialmente en las calles regeneradas. Ver veteranas con sus hijos a cuestas, corriendo desesperadamente para que no les cojan los robaburros. Muchas veces terminaban siendo agarradas y tenían que atenerse a las consecuencias de esos bestias. A mi algunas veces me han llegado a botar de los espacios o simplemente agarraba mis cosas rápido, apenas los veía desde lejos.

Le puedo dar la razón a Nebot de que estando muchos informales en las calles, sea jodido caminar para un transeúnte, lo he escuchado muchas veces de personas que se quejan mientras caminan, más la basura que suele generarse por falta de cultura. Y si, obvio que hay que ordenar pero de buena manera, en consenso. Sin embargo, el tipo con su mentalidad prepotente tiene una visión del Guayaquil ordenado y perfecto, donde no exista la miseria, parecer en lo más posible a Miami. La idea no es mala, pero hay un problema en cómo resolverlo: para eso debe barrer a todos los informales de la ciudad a punta de garrote, a tratarlos como criminales, recuerdo que una vez dijo: "son indígenas", como si serlo fuera excusa para la cacería de brujas. Por ahí si ha negociado antes alguna vez con los informales, otorgándoles mercados, pero les fue muy mal, que muchos tuvieron que volver a las calles. Desde ese entonces que ya no negocia. Muchas veces los informales, para dejar de ser reprimidos han tenido que ir a marchar al Municipio para poder ser escuchados. La respuesta del Alcalde: mandar garroteros. Es un Alcalde que dice apoyar el libre-comercio, pero a la vez busca aniquilar el libre-comercio real de las calles... ¿entonces qué tiro pues? Me imagino a Nebot que cada vez que mira a los informales, en la mente ha de estar diciendo: "ven para mearte enano hijueputa".

Aquí les dejo un link del documental Guayaquil Informal (click a lo morado), hecho por 2 compas para que se enteren mas detalladamente del asunto.

PD: Debido al clima "fascista" que se respiraba en Guayaquil, dejé de vender en las calles. Luego me dediqué a los malabares, que no hacían problema por eso.


(1): Robaburros: son los policías municipales, llamados así porque hace años iban a los circos a robar burros. Llamados tambien como "cazapalomas", por andar agarrando a toda paloma que orina en la calle.

7 comentarios:

  1. simon con el punkerito "skinhead" y otras peladas formamos este grupillo pa unir ideas y crear un pokito de conciencia

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  2. che estoy mareado! ponele las letras mas grandeees!!
    Te dije, para cuando el librillo de viajes.
    Otra cosa mi vieja me planteaba lo mismo, ma voy a politiquear con los muchachos, no francisquito!! jaja cortate ese pelo!! ( le decia que no, respondia "tengo el pelo largo porque puedo!" jaja)
    Concuerdo con vos!, es una mierda tener que pedir permiso para laburar para comer!
    Saludos Compadre!!

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  3. jajaja mi mamá también me decía que iba a dejarla mal con mi papá cuando me puse un parche en una vereda cercana a la plaza san francisco para vender pañuelos y artesanías.

    es terrible que desde las esferas de poder se intente criminalizar las iniciativas autónomas de trabajo

    que buena frase esta de tener que pedir permiso para poder comer...

    :)

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  4. saludos compa...gracias por tu comentario en mi blogspot suerte y siga escribiendo

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  5. Al menos luego no habrá que pedir permiso para cagar XD

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  6. a muchos les suena radical o contradictorio pero es que nunca habra colectividad sin individualidad, por mi parte estoy convencido de que para cambiar todo, primero cambiar uno.. la verdadera revuelta esta en nuestros corazones y actos.. y el tema economico se lo dejo a los estados, basta con el trueque.. al menos en eso no profundizo x ahora.

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  7. Mejor el tema económico dejémoslo al libre actuar de las personas. Intercambio voluntario, contratos libres, libre mercado. Eso es justamente lo que piden los comerciantes informales.

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